La delantera conocida como Orquesta Canaro pasó a la historia del Deportivo por su juego combinativo y su gran eficacia en ataque. De sus pies surgió, en la temporada 1950-51, un registro todavía imbatido
Riazor nunca gritó tantos goles en tan pocos minutos. Ocurrió el 5 de noviembre de 1950. Todo el estadio cantaba al son de la Orquesta Canaro. Diez explosiones de júbilo indicaban la épica del momento. Fue un partido ante el Lleida que se convirtió en la mayor goleada del Deportivo en Primera División.
El club blanquiazul se había proclamado subcampeón de Liga el verano anterior. Dos históricos del cuadro herculino, Guimeráns y Maquínez, abandonaron la entidad, y los delanteros Oswaldo y Corcuera cruzaron el Atlántico para reforzar al equipo. Tino, Moll y Rafael Franco completaban un prometedor quinteto atacante.
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Corcuera, Oswaldo, Franco, Moll y Tino formaban la Orquesta Canaro |
Todos ellos eran sudamericanos, a excepción de Tino, natural de San Pedro de Nós, lo que motivó que el periodista Ponte Patiño, que había vivido en Buenos Aires, bautizase a estos cinco goleadores como la Orquesta Canaro en honor a una banda argentina de música.
El irregular comienzo de la temporada 1950-51 provocó cierto desánimo entre la hinchada, a pesar de un 4-1 endosado al Celta en Riazor. La euforia resurgió en la grada tras un 5-0 frente al Real Madrid y un 0-3 conseguido en Mestalla. La semana siguiente, el Lleida viajó a tierras gallegas y recibió, sobre el campo, un severo castigo.
La Orquesta Canaro acaparó el registro anotador de aquel encuentro. Los cinco protagonistas de la delantera coruñesa sumaron 9 goles en un partido que finalizó con un 10-1 favorable al equipo local.
Una temporada discreta
Tino, Franco, Oswaldo, Corcuera y Moll lideraron, por este orden, la tabla de realizadores del Deportivo. Los "Canaro" marcaron 56 de los 64 goles del equipo durante aquella temporada. Una media de casi dos por partido.
La Unió Esportiva Lleida acabó en el último lugar de la clasificación, con 134 goles encajados en sólo 30 jornadas, pero se vengó del Deportivo en la segunda vuelta del campeonato, al derrotarlo por la mínima en su campo.
De hecho, pese a la espectacularidad de algunos marcadores, lo justo es hablar de una campaña discreta. El Deportivo sufrió hasta la última jornada para evitar la promoción y acabó en el puesto 12 de 16. Lo más destacado, curiosamente, es que Juan Acuña consiguió su cuarto y último trofeo Zamora.
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