El Deportivo debía arrollar al Milan para alcanzar las semifinales de la Liga de Campeones tras una severa derrota en San Siro. Y los Molina, Mauro, Valerón, Luque y compañía lograron voltear la eliminatoria. Europa observó con admiración aquel resultado mientras Riazor celebraba la gesta

Una tarde agradable de principios de primavera, con nubes y claros y temperaturas muy suaves, alentaba el sueño de marcar aquella fecha para siempre en el calendario histórico deportivista. El desafío era tan exigente, y la gesta tan improbable ante la adversidad de la situación, que solamente se podía ganar, ya que todo parecía perdido y parte de la afición se conformaba con mostrar una imagen digna sobre el terreno de juego.
Todo el deportivismo sabía que, en caso de dar la sorpresa, se reviviría periódicamente aquella noche tan especial. Y esa idea encerraba una ilusión que permitía afrontar con un ánimo diferente una cita que, en cualquier caso, generaba una expectación indudable.
Cuartos de final de la Liga de Campeones. Partido de vuelta. El A.C. Milan, ganador de la edición anterior del torneo, había derrotado por 4-1 a los blaquiazules en el estadio de San Siro. La remontada parecía un sueño al que nadie renunciaba en Riazor... Ni en TVE, que anunciaba así el partido:
Los italianos, entrenados por Carlo Ancelotti, salieron al campo con hombres como Cafú, Maldini, Pirlo, Seedorf, Kaká y Shevchenko. El once del Deportivo estaba compuesto por Molina, Manuel Pablo, Andrade, Naybet, Romero, Sergio, Mauro Silva, Víctor, Luque, Valerón y Pandiani.
Música de Champions League. Pitido inicial. El resto del acontecimiento se puede revivir, por ejemplo, a través de la narración en directo de Germán Dobarro para el Carrusel Deportivo de la Cadena SER:
También es posible recuperar la crónica del diario Marca y leer la evolución del encuentro. A destacar, sin embargo, el reportaje realizado por Canal + realizó para recordar lo que ocurrió aquella noche:
Esa misma semana, el popular periodista catalán Enric González, corresponsal en Roma del diario El País durante aquella época, publicó un artículo sobre la liga italiana (recogido años después en Historias del calcio, recopilación de textos escritos que publicaba con su firma para la sección así denominada) del cual merece la pena rescatar estas líneas:
La memoria sentimental se forja en el dolor, aunque cristalice en un segundo de gloria. Quienes sufrieron los años grises en que Riazor no soñaba siquiera con la Primera División saben realmente lo que valió esa noche mágica en que el Depor destrozó al Milan (y, de paso, llenó de gozo a millones de italianos que soportan mal la 'megamacrocosa' de Berlusconi).
Desconozco el laberinto espiritual de un seguidor del Madrid, del Milan, del Bayern o de la Juve. No sé cómo se funciona a esos niveles, no sé si sus semanas de pasión son como otras. Tiendo a suponer que no. Imagino que el triunfo sólo les proporciona el alivio del pronóstico cumplido y que el fracaso les genera menos dolor que estupefacción.
Que me perdonen. Creo que son más hermosas las victorias de los vencidos.
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