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Integrantes del Deportivo de La Coruña sobre el campo del viejo Riazor en 1914 |
La hostilidad competitiva se confundía con una fiesta del fútbol. Una rivalidad, ya por entonces, mal entendida. Dos aficiones que se miraban con recelo en una misma ciudad. Dos equipos que pugnaban por la supremacía del fútbol herculino en pleno auge de este deporte.
El pique con algunos miembros del Coruña derivó, a principios del siglo XX, en el primer partido disputado por los socios de la Sala Calvet que decidieron formar una sección dedicada exclusivamente al 'football'. Así nació el conjunto que pronto sería conocido como Real Club Deportivo.
Una pasión convertida en enemistad
El orgullo continuó en juego cuando coruñistas y deportivistas se veían las caras. Adrenalina a tope para derrotar al eterno rival. Pasión fuera de control y conflictos que excedían el aspecto deportivo de aquellos encuentros.
El Deportivo adopta medidas tajantes debido al desorden que provocaban los derbis locales entre los dos principales clubes de la capital: la directiva deportivista se niega a jugar contra el Real Club Coruña después de los problemas surgidos durante el Campeonato Provincial de 1911.
Los jugadores del Deportivo, hastiados por la escasa actividad competitiva del club, prepararon un encuentro en Monelos (donde los coruñistas actuaban como locales) para reeditar el derbi herculino. Los dirigentes blanquiazules se opusieron a la celebración de aquel partido, pero la plantilla deportivista se mantuvo firme en su posición y se organizó bajo el nombre de Deportivo Auténtico.
Los protagonistas del nuevo equipo formado en 1914 son Charry, Manolito, Faustino, Pisos, Cabrera, Fito, Méndez, Caramés, Serapio, Siso y Angelito. Poco después se incorporan otros como Potela, Budén, Borrazás y Mella.
Ambos clubes, Real Club Deportivo (en el cual permanecían fundamentalmente los mandatarios) y Deportivo Auténtico (compuesto por los futbolistas que se rebelaron ante la cúpula de la entidad) coexistieron durante cuatro años.
Los dos "Deportivos" se unen de nuevo a principios de 1918. El Real Club Coruña no superó la difícil etapa de profesionalización de las instituciones dedicadas al fútbol, y el Deportivo, después de numerosos cambios, se consolidó como primer equipo de la capital coruñesa.
Fútbol sin violentos ni sibaritas
Los dirigentes del aquel joven RCD no podían imaginar, probablemente, que un siglo después los aficionados reclamarían su derecho a insultar como algo consustancial a la pasión deportiva. Y que la impresión de muchos fieles seguidores de clubes de la Liga Española de Fútbol es que no existe un término medio entre realizar cánticos ofensivos y presenciar en silencio un partido.
Un sector numeroso de cualquier hinchada no concibe la competición sin gritos contra otros espectadores o sin menosprecios a clubes rivales y a otras ciudades, como si el respeto fuese incompatible con la opción de dedicarse simplemente a alentar a un equipo, aplaudir jugadas excepcionales y gritar un gol con toda la rabia del mundo.
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