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Marca destacó en portada la sorprendente derrota del Dépor |
Arsenio debutó como técnico deportivista en 1971 y consiguió el ascenso a Primera División tras vencer al Rayo Vallecano en Riazor por un gol a cero. El equipo madrileño aspiraba también al ascenso aquella tarde de fiesta. La temporada 1982-1983 acababa de nuevo con un encuentro en A Coruña frente al club vallecano. El Rayo, en esta ocasión, no se jugaba nada. Al Dépor, en cambio, le bastaba el empate para subir de categoría.
La ciudad de cristal ansiaba celebrar una victoria y se percibía la ilusión en las calles. Un Estadio de Riazor remodelado para acoger el año anterior partidos del Mundial de fútbol recibió a 30.000 personas preparadas para estallar de alegría.
El nerviosismo local y la intensidad visitante tuvieron como resultado un empate a cero en el marcador tras la disputa de la primera parte. El Deportivo lograba provisionalmente el acceso a la División de Honor. La gran decepción se vivió en la segunda mitad. Un gol del Rayo en el minuto 47 aumenta la tensión en la escuadra gallega. Sólo cuatro minutos después, en los instantes en que el Deportivo buscaba la reacción, una jugada desafortanuda para los blanquiazules permitió que el conjunto madrileño anotase el segundo gol. Ballesta redujo la distancia a pocos minutos del final del encuentro, pero la inesperada derrota se confirmó ante el asombro de todos.
Aquel marcador produjo el clásico ruido que sigue a este tipo de casos: sospechas sobre el ofrecimiento de primas, recelo ante las polémicas decisiones del árbitro, anásilis de la actitud del equipo rival... Viejas historias que, en esta ocasión, afectaron a los seguidores de un club que no volvió a la primera categoría hasta junio de 1991.
Una corrección. La primera parte terminó con 0-1, gol de falta directa en la portería del pabellón. Acto seguido el árbitro pitó el final del primer tiempo, lo que enrareció el ambiente ya en el descanso.
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